viernes, 22 de julio de 2016

Sobre la Culpa (I) y Sobre el Bien y el Mal

Cerrad los ojos. Bert Hellinger. Argentina 2008

Id hacia vuestra alma y sentid donde hay sensación de culpa. ¿Qué pasa en el instante en el que os sentís culpables, qué hacéis con vosotros? ¿Os miráis con agrado o estáis enojados con vosotros mismos? ¿Buscaís algo bueno para vosotros, algo al servicio de la vida, o queréis haceros daño, por ejemplo un castigo?

¿Qué es culpa? ¿Qué tipo de sensación es la culpa? Es odio.
 Aquel que se siente culpable, se odia.
 La culpa es la sensación primera en contra del amor, excluye el amor.
 Y excluye el amor a Dios.

¿Qué busca, en definitiva, aquel que se siente culpable?
  Busca morir.
  La culpa es el enemigo mortal de la vida.
¿Cómo trato a una persona de la que pretendo que se hizo culpable ante mí?
¿Cuál es mi reacción con respecto a su supuesta culpa?
 Le quiero daño, en definitiva, quiero que se muera.

Aquel que se siente culpable, se siente como el dueño de la vida y de la muerte, de su muerte y su vida y la de otros. Gracias a la culpa se alza a la altura de Dios.  ¿Hay algo mas pretencioso que esto? ¿Estar a la altura de Dios?

Quiero continuar con el tema de la culpa y la inocencia.

Todas las religiones se basan en la diferencia entre Bien y Mal. Todo el cristianismo se basa en la diferencia entre bien y mal, y en el miedo a la culpa y en el miedo al castigo por la culpa. Esto llega a un punto en que el cristianismo dice que le podemos ofender a Dios. ¿Os podéis imaginar cómo un ser humano puede ofender a Dios? ¿Qué encima se enoje y que pida una expiación por la culpa? ¿Y para expiar nuestra culpa su hijo sea crucificado? Todos son conceptos de culpa e inocencia.

Existen algunos así llamados “pecados mortales”. Aquel que comete un pecado mortal va al infierno. Perpetuo. ¿Hay alguna relación entre un pecado así y ese castigo? ¿Y que todo eso provengo de un Dios de amor? ¿Puede haber algo más terrible que ese concepto?

Me puse a reflexionar y leí la Biblia de una manera nueva, leí la historia del paraíso. ¿Queréis que os cuente la nueva historia de Adán y Eva?

Adán y Eva estaban en el paraíso y Dios estaba entre ellos. Andaba con ellos en el paraíso. Les dijo: allí hay un árbol del que no podéis probar la fruta. Entonces la serpiente les convenció y comieron de ese árbol. Luego fueron expulsados del paraíso. ¿Qué tipo de árbol era ese? ¿Qué pasó para que el fruto de ese árbol les llevara fuera del paraíso? Era el árbol de la diferenciación entre el bien y el mal, es decir del entendimiento del bien y del mal. La pregunta es: ¿es eso un entendimiento? ¿Puede haber ante Dios una diferenciación entre bien y mal, cuando él creó todo lo que hay, manteniéndolo en vida, cuando no existe ningún movimiento que no provenga de él?

Después de la creación, miró todo eso y encontró que estaba todo bien, tan bien como era, sin diferenciación entre bien y mal. No existe eso para Dios ¿Cómo puede diferenciarlo, si todo proviene de él? ¿Cómo puede ser que esto sea bueno y aquello malo? Entonces debería de decir: pues yo soy malo. ¿No es esa una idea rara?

Luego de haber comido del árbol llamado “del entendimiento”, fueron expulsados del paraíso. ¿Adónde lleva la diferenciación entre bien y mal? La diferenciación entre el bien y el mal es una oposición a Dios. Después de esa diferenciación, comenzó la matanza en el mundo. Todas las guerras comienzan con la diferenciación entre bien y mal, todos los conflictos surgen de esa diferenciación, hasta hoy.

Yo también tuve un entendimiento, y es que esa diferenciación no puede existir. Todo es movido por el mismo amor. Y esta nueva forma de trabajar que os demuestro aquí, andar con el espíritu, andar con el amor del espíritu, se mueve más allá de la diferencia entre bien y mal. Eso tiene un efecto muy amplio: las puertas del paraíso se vuelven a abrir y podemos regresar al paraíso, allí donde Dios se mueve entre nosotros. En el paraíso entonces, llegamos al siguiente árbol importante. Y de él podemos comer ahora: Este es el árbol de la vida.

¿Sentís a qué dimensiones llega este trabajo y lo que nos espera cuando renunciamos a la diferenciación entre bien y mal? En este trabajo, se demuestra que estos movimientos del espíritu se mueven más allá que esa diferencia, y unen a “aquello que antes estaba separado”.
Miremos ahora en la práctica a donde nos lleva ese otro amor.