viernes, 22 de julio de 2016

La Preocupación

¿Qué pasa con la preocupación? Es una imagen. Nos imaginamos lo que una persona necesita cuando nos preocupamos por ella. ¿Qué hacemos con esa persona? Intervenimos en su destino porque tenemos la imagen de que lo que le sucede es algo terrible. ¿Cuál es el trasfondo de la preocupación? ¿Qué hago con esa preocupación? ¿Qué le provoco al otro con ella? Vuelvo a repetirlo con fuerza y determinación: con nuestra preocupación, generamos tal peso en nosotros, y lo emitimos al exterior de tal forma, que al final, ese peso nos agota, y necesitamos descargarnos de él, y es como si quisiéramos deshacernos de esa persona. 

Las imágenes internas distorsionan la confianza y el asentir a lo que hay y nos genera un peso terrible que no podemos ni sabemos llevar

¿Dónde se encuentra la solución? En el otro nivel, donde cada quien es igual de bueno, igual de amado.

Entonces, llegamos a un movimiento de corazón puro, sin imágenes. ¿Cuál es el efecto de ese corazón puro? Está en sintonía con un movimiento divino que dice: yo hago todo nuevo.

La preocupación aparece como una imagen de amor pero es el rechazo más fuerte que se pueda tener hacia el otro. ¿Cómo aprendemos a manejar esa situación de buena manera?

nos dejamos guiar por un movimiento del espíritu.

Cerrad los ojos.
Nos imaginamos a dos personas ante nosotros. Una para la vida y otra para la muerte. Pero no sabemos quién representa a quién. Nos exponemos a las dos en la misma medida y esperamos.
(Silencio)

Esperamos hasta que nosotros y las otras dos nos veamos abarcados por un movimiento y lo acompañamos, siempre todos somos acogidos por un movimiento que nos mueve.

Eso es andar con el espíritu. O más bien, el espíritu nos permite andar con él y esto nos lleva a unas dimensiones increíbles.

¿Quedó claro el trasfondo, el movimiento?